
Una fresca mañana de primavera, dejando el cambio de estación, parecía que empezaba un día como todos. Un día normal entre el resto del año. Un día ni más ni menos extraño, mas magia ocurrió y marcó el entonces y el nunca jamás.
Esta historia no es más que un recorte que el cielo entregó a nuestro hogar. Que invita a viajar entre fotografías, nadando en el mar de nuestras memorias y que ni en miles de miles de años nos dejará.
Del agua -entre olas y niebla- nació la más linda y pequeña nube de todas. Un copo de blanco y amor que envió las sonrisas de este a oeste y de norte a sur, cubriendo los prados de alegría y brillante dulzura que dieron color.
Los magos, las ninfas y el resto de seres miraron y admiraron por horas. La nueva integrante dejaba en cada segundo su risa enmarcada, sembrando ternura en los corazones con su pequeño garuar, cantar y flotar. No había duda que era especial.
Su fresco aliento marcó en el recuerdo y en la profecía: “Está destinada a cumplirle los sueños a su corazón y a los suyos”. Su risa aún hoy enciende el camino de todos y marca el reencuentro de la amistad.
Un día, la lluvia fue pronta a encontrarse con ella en lo alto de la inmensidad y la vio alegre, callada y brillante. La nube -que no era más una niña- estaba sentada en la luna, observando el todo con su hermosa sonrisa en el rostro.
“¿En qué estás pensando?”, dijo la lluvia. “En nada especial…” respondió la nube, “… en la vida, el futuro, el amor y la libertad”. La lluvia sonrió. La niña realmente no lo era más y en sus ojos asomaba la luz. El brillo fue cada vez más vibrante, los ojos tuvieron que por un segundo esquivar.
El rugido del viento quebró el silencio y un blanco destello cubrió de la tierra hasta el mar. Una a una las miradas se fueron recuperando, buscando la fuente de aquella magia. El cielo aún nebuloso iba disipando el color en verdad.
Así empezó aquella que hoy es estrella. La linda y hermosa algodón que un día, sin que nadie entendiera, creció en brillo y destello de paz. La nube que hoy es estrella marcó en mi historia su mágico andar.
Te quiero mucho.
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