El sueño quebró la piedra sobre la que el cuerpo descansaba hacía ya una década. Los brazos, recuerdos, la piel cobraron color nuevamente. Los pasos sintieron, andaron, besaron la miel. El cielo alumbraba el milagro. Mis ojos sonrieron y hasta jugaron la vida del sueño. Tus labios contaron la lucha. Su voz, la alegría y el son del amor. El viento alejó nuestros miedos y las hojas de un otoño interminable. El horizonte se veía claro por primera vez en años. La niebla paseó esa mañana, dejándonos ver un futuro.
Y poco a poco el sol y el color fueron partiendo. La fresca sonrisa marcó en el silencio y un claro azul fue cobrando el espacio. Tu cuerpo se fue alejando despacio y frente a la piedra dejó de andar. Subió y tomó su lugar cerrando los labios y ojos de nuevo. El sueño cesó y mis ojos se abrieron. Estaba sin ti. Tu cuerpo sin dueño. Fue sólo el deseo de vida cargado de ensueño...
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