
La venganza se vislumbra
en la ventana de tus ojos.
Lo presiento.
En tu frente, se acostumbra
a los mil y un cerrojos
del cimiento.
Y, marchando con paciencia,
conquista a los juglares
en su palma.
Carcomiendo tu inocencia,
se dibuja en los manglares
de tu alma.
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