
Los sentidos se diluyen en la corriente. Tu lamento me mantiene inconciente y relegado. Salta el brujo del espejo y el talento acumulado emprende un vuelo indefinido. Las ranas dan zancadas a la luz del clavicordio, los zorros se desviven olfateando la magia y el sentimiento me despierta entre nubes y legado.
Rompe el ritmo la cigarra y canta trova el escribano, ignorante de las reglas, su frenillo y su misión. Aleja tu llanto el halcón, celeste entre las comparsas. Sirve de espina a mi razón, sirve de hierba para las armas. Crea un atmósfera de templanza, adicta de ti, de mí y nosotros. Llama a la música y a la danza... funde las llamas del pensamiento en el corazón.
Es nuestra última esperanza.
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